El último presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, máximo responsable de la política iberoamericana en la Casa Blanca de Donald Trump y considerado un halcón en la política hacia Cuba y Venezuela, ha sido destituido de forma fulminante este lunes 26 de septiembre, tras una investigación que reveló que mantenía una relación sentimental con su jefa de gabinete, a la que trajo al banco desde la Casa Blanca, donde ya trabajaron juntos.
Claver-Carone se había comprometido a estar en la dirección del BID un solo mandato de cinco años, en el que dijo que se iba a centrar en ampliación de capital y reformas de transparencia interna. No ha cumplido ninguno de ambos objetivos.
En abril, el directorio ejecutivo del BID recibió un correo electrónico anónimo que acusaba a Claver-Carone de haber mantenido relaciones con una subalterna que vulneraría el código ético de la institución, además de haber malversado fondos.
Aquello provocó una investigación que culminó la semana pasada con un informe elaborado por el bufete de abogados Davis Polk, que halló evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación con su jefa de gabinete, y le autorizó varios aumentos de sueldo por un total de un 45% sobre el salario base en su primer año en el banco. El sueldo de esa jefa de gabinete ascendía a casi medio millón de euros anuales.
Con ese informe, el directorio del banco, con 14 integrantes, recomendó a la asamblea de gobernadores la destitución por conducta indebida. Esta asamblea de gobernadores la integran los 48 países miembros del BID, incluidos España y EE.UU. Finalmente, en una decisión sin precedentes, esta destituyó a Claver-Carone este lunes.
La hasta ahora vicepresidenta ejecutiva, Reina Irene Mejía Chacón, asume ahora la dirección del banco hasta la elección del nuevo presidente.
El destituido ha anunciado que denunciará al banco por despido indebido.