Cada 17 de octubre, desde 1992, se conmemora el Día internacional para la erradicación de la pobreza, fecha reconocida por las Naciones Unidas pero cuyo inicio se dio en Francia en 1987, cuando más de 100.000 personas se reunieron en la plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos humanos y la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo. En esa ocasión, la manifestación fue convocada por Joseph Wresinski, fundador del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
En el caso boliviano, el anterior informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sostiene que Bolivia es el país que logrará la mayor reducción de la pobreza extrema, pese al contexto adverso de la guerra Rusia/Ucrania. Esto se ve reflejado en otros indicadores, como el desempleo, que bajó a 5,3% y el índice de pobreza extrema que se redujo a 11,1%, una cifra aceptable si se toma en cuenta la situación de países como Argentina, cuyo índice es de 36,9%.
Algo que debe trabajarse a la hora de ver el modo de erradicar la pobreza son las privaciones que las personas que viven en ella experimentan y que, en muchos casos, se refuerzan mutuamente: condiciones de trabajo peligrosas, vivienda insegura, falta de alimentos nutritivos, acceso desigual a la justicia, falta de poder político y acceso limitado a la atención médica, entre otros.