Desde 1997 hasta la actualidad, cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas, una fecha que busca resaltar la importancia de estos espacios para la cultura y la historia humana en general.
Esta fecha fue elegida en conmemoración a la destrucción de la Biblioteca Nacional de Sarajevo, la misma que quedó en ruinas a causa del conflicto bélico de los Balcanes. En esa ocasión, la imagen del músico Vedran Smailovic tocando su violonchelo en medio de las ruinas recorrió el mundo e inició la reflexión sobre la gran pérdida que la destrucción de la biblioteca había significado para la humanidad.
Por la importancia que tienen para las distintas culturas, la destrucción de bibliotecas ha sido una práctica habitual a lo largo de la historia, generalmente desencadenada por fanatismo religioso, ideológico o en el contexto de la guerra. Durante la caída de Nínive se destruyó la biblioteca real de Asurbanipal. En la fortaleza de los espíritus del palacio de Darío I (ca. 549 – 485 a. C.) en Persépolis, se quemó la biblioteca donde se guardaban los archivos de los reyes aqueménidas. Sin embargo, el caso más conocido es el de la Gran Biblioteca de Alejandría, foco de la cultura helénica, que fue quemada durante el asedio de César.
En Bolivia, muchos archivos y repositorios se encuentran prácticamente en el abandono y otros han sido cerrados, como es el caso de la Biblioteca de la Fundación Patiño en Cochabamba o el Centro de Documentación de la misma fundación en la ciudad de La Paz, que cerraron sus puertas hace más de un año pese a las protestas de usuarios e instituciones.