Mario Ferri saltó al campo de juego en el inicio del segundo tiempo de Portugal-Uruguay en el estadio Lusail, luego de burlar a un agente de seguridad que intentó detenerlo, se paseó por el césped con una bandera de la comunidad LGBT y lució una remera azul con el símbolo de Superman y dos consignas: “respeto para las mujeres iraníes” y “salven a Ucrania”.
“Futbolista y pirata moderno”, así se define en sus redes sociales Ferri, el hombre de 35 años que incomodó con su protesta a las autoridades de Qatar en pleno Mundial.
No es la primera vez que el italiano se convierte en noticia por este tipo de intervenciones, aunque, tal vez, haya sido la que más ruido generó, sobre todo por el celo exhibido por Qatar a lo largo del certamen para evitar cualquier tipo de manifestación de los derechos del colectivo LGBT.
Por ejemplo, durante el Mundial de Brasil 2014 invadió el campo en el cruce por octavos de final entre Bélgica y Estados Unidos, con una camiseta similar, pero con la leyenda “salven a los niños de la Favela”. Entonces le dieron tres días para abandonar el país por desorden en el orden público. Ferri, efectivamente, es futbolista. Su último club fue el Tre Fiori de San Marino.