Por Freddy Magno Mamani Mollo
Amawta y Experto de Derecho de los Pueblos Indígenas
En una ceremonia de Jaqichawi (que podría entenderse como matrimonio andino) que oficiamos en la Isla del Sol en diciembre de este año (2022), algo muy grave pasó. Pues el agua de la fuente sagrada de la Chinkana se había secado. Esto pasaría desapercibido como siempre sucede con noticias del mundo andino, empero, tiene una connotación de graves situaciones extremas en estos tiempos.
La Chinkana, para quienes no la conozcan, es una construcción ancestral, un templo ancestral, algunos dicen que es de procedencia Tiwanakota, empero, no se tiene una certeza acerca de su umbral. Pero sí, que éste templo se halla emplazado en uno de los lugares más sagrados de la civilización-cultura andina, que es: el sector norte de la Isla del Sol, junto a la Roca del Origen, la mesa ceremonial y el propio camino de los justos o camino del Sol en el Sagrado Lago Titikaka, origen del mundo Andino.
Los comunarios de la población de Ch´allapampa (población más cercana a los templos sagrados) indicaron que jamás se había secado la fuente de la Chinkana, cosa que es preocupante para el pueblo. Un caso aislado como este no sería llamativo, sin embargo, después de ver que en la Isla del Sol han sucedido eventos tales como en diciembre de 2020, en el que la tierra empezó a arder en la parte central de la Isla (actividad volcánica) definitivamente son señales que nos indican próximas vicisitudes.
¿No es preocupante qué en un lugar sagrado, como lo es el Templo de la Chinkana de la Isla “origen” de la cultura andina, como lo es la Isla del Sol, donde jamás se secó la fuente de agua, hoy se haya secado?
Si bien el periodo de lluvias o Jallu Pacha, durante estos últimos años se fue retrasando, a tal punto de que la coordinación para iniciar las siembras sea confusa, lo lamentable es que nadie refiera la importancia espiritual de la Isla del Sol y los templos sagrados, sabiendo que ésta fuente de agua en el epicentro de la Chinkana.
Desde una óptica espiritual, se tiene relatos actuales que personas que fueron a esta fuente para tomarla y venerarla, tal si fuere, un agua santa -aunque si lo es, realmente- o agua bendita, producto del cual se curaron de diferentes afecciones de salud, y ni que decir a momento de realizar ceremonias ancestrales andinas, esta agüita contiene el sabor de la vida misma y del universo, de la paz y serenidad que caracteriza al propio Lago Sagrado. Sin embargo, el que se haya secado, devela que la relación hombre- mujer con Pachamama-Qotamama, es muy delicada.
En este caso, cabe mencionar que una la estigmatización de la religión hegemonizante principalmente realizadas por aquellas personas fundamentalistas de alguna religión niegan y tratan de destruir todo lugar sagrado ancestral de los pueblos indígenas, vienen injuriando toda forma ritual con los seres que habitan la vida misma. Así, como sucedió en Tiwanaku donde fanáticos evangélicos echaron sus aceites de unción a los templos sagrados declarados como patrimonio de humanidad, aseverando que lo hacían por los designios de “Dios” (yo diría el Dios de la destrucción y de la muerte, de la exclusión y del castigo eterno) ya que les había hablado indicando que hiciera tal acto, y hoy satanizan toda forma ritual de conexión con lo más profundo de la vida, que es aquello que posibilitan la vida misma, que es el Ajayu (espíritu, alma, esencia, energía universal) de la VIDA MISMA.
Volviendo a lo principal, el que se haya secado el agua de esta Fuente Sagrada hace referencia que nuestra compasión, nuestro cariño, nuestra historia, nuestra espiritualidad que está siendo menoscabada y pasible a ser olvidada o tergiversada por un multiculturalismo inapropiado, pues ya no se realiza las ceremonias con los protocolos pertinentes, y ante una mescolanza de percepciones New Age o Neo Hippies, las ceremonias y ritualidades vienen decantando en ser rituales “Ligth” -es decir que carece de las cualidades esenciales o las ha perdido y resulta insulso o insustancial su realización- y que a nombre de una tolerancia moderna donde “todo vale” se ausenta el propio espíritu ancestral.
Ante esta situación, si bien hemos realizado ceremonias para llamar al Agua, es pertinente saber que hoy en día, la crisis es global, y que toda nuestra espiritualidad debe ponerse a la altura de esta crisis, es decir: que nuestra ritualidad y ceremonia pueda ser escuchada y sentida en todo el planeta tierra. Mientras suceda, agradecer al espíritu de la vida del agua, por hacerse presente y saber que estas lluvias podrán ayudar a que nuestra fuente de agua sagrada contenida en nuestra alma pueda volver a llenarse y darse a borbollones, así como lo hace la Vida misma con nosotros, con todos sin distinción.