Un día como hoy en 1864, mediante un golpe de Estado hacia el presidente José María Achá, asumió el poder Mariano Melgarejo, un periodo que fue conocido como Sexenio, durante el cual mostró una deficiente administración gubernamental y la firma de tratados de límites territoriales con Chile y Brasil perjudiciales para Bolivia.
Muchas anécdotas se cuentan sobre el personaje de Melgarejo, una de ellas es que, durante el golpe, por ser día de Los Inocentes, pocos creyeron lo que estaba sucediendo. Así lo relata Tomás O’Connor Darlach en su libro “Dichos y hechos del general Melgarejo”:
“En los primeros momentos de la revolución, los rojos creyeron que Melgarejo la hacía en favor de Ballivián, y los belcistas en favor de Belzu. El presidente Achá cuando recibió el primer aviso del movimiento, lo creyó una broma. Melgarejo no trabajaba ni había expuesto su pellejo por Belzu ni por Ballivián, ni por ningún otro caudillo, sino por Melgarejo mismo.
Se burló de todos los partidos, del país entero, se proclamó a sí mismo, se apoderó de la Presidencia de la República por sí y ante sí, y en aquel memorable día dió a todos una inolvidable y verdadera broma de inocentes“.
Quedó en la historia la traición de Melgarejo hacia su benefactor, pues, en 1862, José María Achá ascendió en persona a Melgarejo al grado de general de Ejército en agradecimiento por haberle ayudado a derrocar al expresidente José María Linares. Más tarde, él derrocaría a Achá para convertirse en presidente de Bolivia a sus 44 años.
Mariano Melgarejo murió en 1871, en la ruina, a manos de su excuñado Aurelio Sánchez.