Últimamente se dio una polémica por el proyecto de ley 035 que, según algunos, propondría la jubilación forzosa de los trabajadores a los 65 años y, con esta consigna, se ha movilizado a médicos y docentes universitarios, entre otros. De nada sirvió que las autoridades repitieran hasta el cansancio que la jubilación forzosa no existe dentro del proyecto, sino solo un examen médico para tener una idea del estado de salud de los trabajadores. Aun así, las medidas de protesta ya fueron anunciadas.
Sin embargo, la gran mayoría de los trabajadores que recibirán modestas rentas se preguntan por qué deben apoyar a los sectores que ganan entre 15 mil, 20 mil y hasta 30 mil bolivianos que son los que protestan, porque quieren seguir ganando esas grandes sumas y no tienen intenciones de jubilarse.
Este proyecto beneficia a la gran cantidad de jubilados que no alcanzaron los aportes necesarios incrementando los límites solidarios de la Pensión Solidaria de Vejez, de Bs 640 a Bs 720 para 10 años de aporte y de Bs 4,200 a Bs 5,200 para 35 años de aporte. Asimismo, el hecho de que en Bolivia haya 219,266 jubilados, de los cuales 17,800 siguen trabajando demuestra que los derechos a la jubilación y al trabajo coexisten sin problemas.
Estos sencillos puntos dan pie a pensar que estas movilizaciones tienen motivos políticos, pues no cuentan con un apoyo mayoritario de sus bases, como sucede en el caso de la UAGRM, por ejemplo, en cuyas convocatorias los mismos estudiantes se mostraron de acuerdo en que los docentes se jubilen dando paso a las nuevas generaciones.