Imagina que estás en la arena. En estado shock por el ruido ensordecedor de una multitud que ruge, pero no te aclama, no te conoce, no le importas. En las gradas están los mismos de siempre: los que heredan el poder como si esto fuera una Dictadura romana, los que fingen ser héroes, que les importamos, mientras saquean lo que pueden y le roban al pueblo. Ahí estás tú, armado con un palo, con tus sueños rotos, enfrentándote a un sistema que quiere verte caer. No es la Roma decadente de Gladiator II pero se le parece mucho, es la arena del Circo boliviano.
En Gladiator II Lucio no busca la gloria, pero tampoco se queda inmóvil en la inercia de un Imperio envilecido, corrupto e inmoral. Se enfrenta a la putrefacción de un Estado que celebra la opresión y la disfraza de espectáculo. ¿Te suena familiar? En Bolivia, hemos tenido un cuasi Emperador y a su heredero gobernándonos, son nuestros “césares” modernos: políticos que a nombre del cambio han engordado sus billeteras, mientras el pueblo grita ¡Piedad!, todos presenciamos la carnicería del Estado Plurinacional.
Lucio al igual que Máximo se ve obligado a entrar en la arena, NO fue su elección, la necesidad del momento lo puso en la situación de enfrentar al imperio y derrotarlo. ¿Y tú? ¿no sientes el llamado de la patria que te necesita? Porque déjame decirte algo, aunque vivas en el placebo que te da estar todo el día en el celular viendo memes y “Tik Tokers”, aunque digas “a mí no me importa la política”, ya estás en la arena. Entonces, te das cuenta que luchar no es opcional, es cuestión de sobrevivencia.
El imperio nos quiere dóciles, distraídos y divididos. El sistema te alimenta con mentiras y mucho circo en las redes, para que sigas despistado, mientras se roban el oro del Imperio. ¿Y nosotros?, en lugar de romper cadenas, discutimos si el Emperador debe matar a su padre o solo desterrarlo, como si eso importara mientras el Coliseo se está cayendo a pedazos.
Lucio se enfrentó a su destino. Nadie le salvó, nadie le rescató. Es la perfecta metáfora que confirma que solo el pueblo salva al pueblo. Nadie te salvará, ni te rescatará, solo tú tienes el poder colectivo de hacerlo, la arena está llena de jóvenes como tú: con ganas de irse de aquí, desilusionados, desempleados, endeudados. Somos parte de este espectáculo que entretiene a la rosca en el poder, ellos nos miran comiendo uvas, mientras nos desangramos.
La pregunta incómoda: ¿Qué vas a hacer?
Gladiador II no es solo una película épica, es un espejo brutal. ¿Vas a ser como Lucio, que hizo suyo el dolor de Máximo y lo convirtió en acción? ¿O vas a ser parte de la tribuna, que aplaude mientras el Coliseo se hunde contigo dentro?
Bolivia necesita menos influencers y más gladiadores. Necesita jóvenes conscientes que no solo critiquen, sino que actúen. Que entiendan que la verdadera fuerza no está en el ruido, sino en la organización y en la acción colectiva.
¿Estas listo? La arena del Coliseo ruge. ¿Lucharás o esperarás a que la roca de la inercia te aplaste?
Por: Freddy Bobaryn