Las cifras del crecimiento económico de Bolivia han ido en aumento desde 2006. En 2021, el PIB creció en 6,1%, un porcentaje muy bueno considerando que en 2020, fruto de la pandemia de COVID-19 y la mala administración del gobierno de facto de Jeanine Áñez, la cifra fue un -18,7%, aún peor que en los momentos posteriores a 1952.
Al respecto de la economía boliviana, varios organismos internacionales hicieron proyecciones muy poco optimistas, la CEPAL preveía un crecimiento de 5,2 %, el FMI de 5 % y el BM 5,5 %, sin embargo, se llegó al 6,1%, siendo que es posible que, en 2022, esta cifra siga creciendo llegando a un 5,1%. Este panorama se dio gracias a la aplicación del modelo económico social comunitario productivo, el mismo que promueve la recuperación de la demanda interna y la inversión pública que en 2022 tiene asignado un presupuesto de $us 5.011 millones.
Entre otros avances económicos de 2022 está el incremento de 15% en ingresos tributarios,
y un superávit corriente (ingresos corrientes mayores a los gastos corrientes) del Presupuesto General de la Nación, el mismo que respondería a las políticas de austeridad implementadas en 2021. Del mismo modo, se evidencia una disminución del déficit fiscal que en la gestión pasada alcanzó 9,7% y, actualmente, es de 8,0%, siendo que el mismo no es un “gasto corriente”, sino el producto de la inversión en educación y salud.
Al respecto de todos estos datos, el buen manejo económico de Luis Arce Catacora no es casual, pues posee una sólida formación en economía, esta experiencia lo llevó a ser nombrado ministro de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia a partir de 2006, tiempo en el cual llevó al país por una senda de estabilidad que continúa hasta hoy, en su papel de primer mandatario de la nación.