El cooperativismo aurífero y muerte de Pachamama

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Por: Freddy Magno Mamani Mollo
Amawta. Experto en Derechos de los Pueblos Indígenas.
Afiliado de la Confederación de las Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia.

La tradición minera cooperativista en Bolivia es reciente, producto de la relocalización y del modelo neoliberal impuesto desde la segunda mitad de los 80s. El cooperativismo aurífero es hijo putativo del neoliberalismo y por ello sus acciones son empresariales, dejando de lado los principios que fundan el propio cooperativismo, que a saber son: solidaridad, igualdad, reciprocidad, equidad en la distribución, finalidad social, y no lucro de sus asociados, es irrisorio pues -estos- son los que menos los aplican, es más, los transgreden a diario.

Lo anterior, lleva un estigma histórico de índole colonial. El deseo insaciable de los marranos (un católico sin fe y un judío sin saber), delincuentes y demás execrados de la peninsulita ibérica de obtener riqueza “Oro”, condenó a todo este territorio de Amerindia. Dicho deseo de encontrar el Paitití-El Dorado-la ciudad de Oro, ha sido el cuento por el cual la subjetividad del bárbaro europeo se moldeo hacia un camino inalcanzable, tratar de encontrar en las minas de oro y plata aquello que todavía les falta, es decir, humanidad (alma), poder considerarse humanos. Este pecado original, iniciadora del capitalismo y de la modernidad, hoy se mantiene incólume y legitimizado por sectores empresariales mineros auríferos.

En ese sentido, el problema del oro en Bolivia y en toda Amerindia, es muy catastrófico. Pues, el sector aurífero -y es un secreto a voces- es una corporación de empresarios privados que se “camuflan” al interior de este sector. Estos dueños de acciones auríferas están en relación con las 4 o 5 empresas comercializadoras-exportadoras de Oro que existe en el país. Estos empresarios privados de la minería aurífera, que se hacen denominar “SOCIO” subcontratan a sus “REPRE”, persona trabajadora que no es parte de su cooperativa, para que realice el trabajo duro (recordar que este “REPRE”, no tiene ninguna protección estatal, es un ser explotado) por una paga mínima, mientras el SOCIO vive sobre la base de esa explotación, por ello no es demás asegurar que mientras estos “SOCIOS” pueden bloquear durante días, sus “REPRES” les dan el sustento económico. En ese sentido sus movilizaciones están viciadas de explotación de sus trabajadores, y es similar a lo que ocurre en santa cruz, donde los dueños de las empresas salen a bloquear, mientras sus trabajadores los sustentan.

Es cruel el cooperativismo aurífero, pues sus acciones llegan avasallar propiedades comunitarias campesinas, Tierras Comunitarias Indígenas, bajo la tutela de su COORPORACIÓN AURIFERA. Es tan grande el problema, que ni Estado puede regular dichas acciones, por ejemplo: “Durante la visita e inspección a operadores mineros, se evidenciaron la presencia de empresas extranjeras, entre chinas y colombianas donde están trabajando, bajo un contrato con operadores mineros nacionales que son representantes de las áreas, según el relevamiento de información de contratos son bajo una distribución de 70% a 80% para la empresa extranjera y de 30% a 20% para el actor minero (representante de área minera) y en otros casos bajo contrato de prestación de servicio” (Informe de la Secretaría Departamental de Minería y Metalurgia e Hidrocarburos, publicado en 2020-GAD LA PAZ).

Sumado a estos, lo intermediarios y las empresas comercializadoras (que ejercen Monopolio de la actividad) que impulsan estas acciones no se contentan con las políticas de flexibilización normativa de parte del Estado, por ejemplo, la Resolución Ministerial 023/2015, que aprobó un nuevo “Reglamento de Otorgación y Extinción de Derechos Mineros” que a decir del A. Zaconeta T. del CEDLA, esta resolución; “en el fondo redujo la cantidad de requisitos, los plazos y la calidad técnica, particularmente para el sector cooperativo minero, y limitó aún más la Consulta Pública en el sector minero”. Entre tanto, autoridades municipales, autoridades originarias, pueblos indígenas, comunidades campesinas entre otros, realizan reclamos contra los grupos organizados que protegen hasta con armamento esas áreas de trabajo, tal como sucede en Arcopongo en la provincia Inquisivi de La Paz.

Empero, lo anterior sólo es aplicable a los empresarios del Oro que se camuflan al interior cooperativismo minero. Este sector, el Cooperativista, no debe salir afectado, pues es una forma organizacional que da esperanza a muchas personas. El problema con el Oro y la corporación privada empresarial que se esconde bajo las nobles banderas del cooperativismo, es donde debe atacarse. Pues, estas se hallan en la lógica de la explotación irracional -propio del empresario privado- en la que sacrificarían a su propia madre en vista de la ganancia infinita.

A estas alturas de la existencia humana cuya crisis del capitalismo mundial es irreversible, es evidente que la contradicción ultima será la muerte o vida de aquello que hace posible la vida de todos/as/ nosotros, que son los bienes de la Pachamama, es decir, la tierra, el agua, el aire y las relaciones comunitarias, que nos posibilitarán una vida con dignidad y esperanza. Sin embargo, la arremetida empresarial Aurífera, que también fue parte de la desestabilización del año 2019 y que siempre está jugando a “doble partida” (amigo de todos, es amigo de nadie) con el Estado y con los opositores al Estado Plurinacional, debe ser frenado.

Pero debe ser frenado de raíz. Investigando a la ONGs, Fundaciones, Empresas Privadas Auríferas (intermediarios y comercializadoras), que se encubren bajo la bandera del Cooperativismo Minero, para desarrollar acciones antinacionales y apátridas, cuyas consignas están en orden de prelación con la agenda “desestabilizadora” de las logias y grupos empresariales extranjeros. Y, dado que en política no existen casualidades, toda la población se da cuenta -debido a lo sucedido en noviembre de 2019- que estos conflictos tienen un común denominador, que son intereses particulares de los grupos de poder empresarial.

Mientras tanto, una vez más, “octubre” vuelve a ser un mes iconoclasta, que debe ser resignificado y recuperado por el pueblo más comprometido con el cambio, la justicia social y un nuevo mundo, que se podría traducir en el Horizonte del SumaQamañani y el Estado Plurinacional.

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