La elección de la nueva cúpula del Comité Cívico cruceño abrió el debate sobre las características poco democráticas de esa institución, la que es criticada porque son pocas personas las que intervienen en la votación para definir a sus autoridades. Desde el gobierno nacional se tildó al Comité de ser una plataforma institucional usada para acceder a cargos públicos, tal es el caso de los presidentes cívicos Rubén Costas (2003-2005), luego prefecto y gobernador; Germán Antelo (2005-2007), luego senador; Branko Marinkovic (2007-2009), luego ministro en el régimen de facto de Áñez, entre otros. Esta característica se habría visto también en los años 80 y 90, cuando la misma estrategia habría sido usada por Jorge Landívar, Carlos Dabdoub y Percy Fernández.
En cuanto a sus orígenes, el comité nació en 1950 como una organización de empresarios y profesionales en busca de representatividad regional en momentos en que Santa Cruz aún se encontraba al margen del eje central, en esa época, cuando se había priorizado la construcción de vías en las regiones mineras, Santa Cruz se encontraba desconectada del poder político y aislada por la falta de carreteras.
El Comité, entonces, se constituyó en una institución particular y exclusiva de profesionales, empresarios y miembros de las familias tradicionales cruceñas que ostentaban poder político y económico. Para los críticos de esta institución, muy poco ha cambiado en la actualidad, pues continúa con una estructura cerrada predominantemente masculina.
Los cuestionamientos sobre la discriminación al interior del Comité se reavivaron en la última semana, cuando se descartó la candidatura de Reinerio Vargas, vicerrector de la UAGRM, presuntamente, por no pertenecer a la élite característica de los candidatos. Asimismo, se tildó a la elección del Comité de ser una tramoya, por cuanto es sabido que el elegido será Fernando Larach.
