La alianza opositora boliviana que buscaba presentar un solo candidato para enfrentar al oficialismo en las elecciones del 17 de agosto, como ya varios analistas lo habían anticipado, colapsó este miércoles tras el alejamiento del expresidente Carlos Mesa (2002-2003), quien fungía como vocero y articulador del bloque. La situación se agravó con el anuncio de las candidaturas por separado del empresario Samuel Doria Medina y del también exmandatario Jorge Quiroga (2001-2002), echando por tierra la posibilidad de una postulación unificada.
La decisión de Mesa fue comunicada mediante un mensaje público: “Hice todo lo que estuvo a mi alcance para articular y garantizar un desenlace que respondiera al desafío que la Patria nos impone en días tan duros. Al haberse quebrado la posibilidad de dicho acuerdo, carece de sentido mi presencia, de aquí en más, en el seno del bloque”.
La alianza, bautizada como Unidad de la Oposición Democrática Boliviana, fue formada en diciembre pasado por Mesa, Doria Medina, Quiroga y el ex líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho. Posteriormente, se sumaron el rector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), Vicente Cuéllar, y la economista Amparo Ballivián. El objetivo era claro: evitar la dispersión del voto opositor que ha favorecido al oficialismo en anteriores comicios.
Para definir al “candidato único”, se había acordado utilizar encuestas. Sin embargo, a pocos días de su realización, Jorge Quiroga rechazó participar, alegando que no cumplían con criterios de legalidad—aunque este argumento fue rebatido por juristas, analistas e incluso vocales del Tribunal Supremo Electoral.
El martes pasado, los seis miembros del bloque se reunieron en un último intento por salvar el acuerdo, pero no lograron consensos. “Por diversas razones que no calificaré, se llegó a un punto muerto”, lamentó Mesa al anunciar su retiro.
Pese a la ruptura, las encuestas previstas se realizaron y consagraron a Doria Medina como candidato de lo que queda del bloque, con el respaldo de varios legisladores de Comunidad Ciudadana, agrupación liderada por el propio Mesa.
Para el analista político Carlos Saavedra, la fractura del bloque era inevitable: “Es la crónica de una separación anunciada. Desde 2009, la oposición no ha logrado construir un frente unificado ni un proyecto de país sólido”. Saavedra considera que la división beneficia directamente al oficialismo. “En una elección que podría desplazar al MAS del poder, la fragmentación vuelve a jugar a su favor. No basta con proclamarse antimasista para ganar”.
La desconfianza se evidenció desde el inicio: apenas firmado el acuerdo, Quiroga declaró públicamente que su candidatura era “irreversible”. Desde entonces, tanto él como Doria Medina continuaron haciendo campaña por separado, lo que muchos interpretaron como una lucha abierta por el liderazgo opositor.
“La ruptura golpea especialmente a Quiroga en términos de imagen pública, pero es un fracaso compartido por toda la oposición, que en dos décadas no ha podido articular una alternativa real”, concluyó Saavedra.