Por: Freddy Magno Mamani Mollo
Amawta. Experto en Derechos de los Pueblos Indígenas.
Afiliado de la Confederación de las Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia.
Hace 3 años, desde septiembre (2019) se generó la plataforma para la caída de Evo. En ese momento nadie preveía la arremetida de sectores conservadores como Camacho y compañía. A eso, hay que añadirle una dosis de infalibilidad.
Recordemos, que los incendios (provocados) en la Chiquitanía se mantenían y se iniciaban otros en el Parque Tunari de Cbba, entre tanto, el Supertanker trataba de sofocarlos, mientras el SENAMHI pronosticaba lluvias en el sector. En El Alto se instalaban medidas de presión (huelga de hambre) por víctimas del paro médico comandado por Larrea, que ya llevaba 42 días. Por otro lado, se cerraban las inscripciones para alianzas políticas y el MAS afirmaba ir sin alianzas a las elecciones. Asimismo, se negociaba en Arica-Chile una solución por el paro que llevaba más de 17 días debido a la retención de cargas que ocasionaron reclamos por perdidas millonarias. Por su parte, los medios de comunicación tradicionales mantenían su amarillista de enfatizar los casos de homicidios y violencia extrema. Recordar también, que el CONADE llamaba a movilizaciones desde el 10 de octubre.
Para sept-2020, el panorama era el siguiente: los incendios en el Chaco Chuquisaqueño y 24 incendios ocasionados en Santa Cruz iban tejiendo el recuerdo de la gestión anterior, mientras el Tribunal Constitucional se pronunciaba por el recurso del TSE sobre la anulación de la personería jurídica del MAS. El gobierno de facto mantenía las restricciones concernientes al COVID19 a la par que se hacía entrega de respiradores (que irónico, pues el escandalo de los 500 respiradores aún estaban en la memoria del pueblo). Asimismo, el MAS exigía el cumplimiento del Diferimiento de Crédito a los banqueros y no cobrar interés sobre interés.
Por otro lado, en sept-2021, la marcha indígena que inició en 25 de agosto rumbo a Santa Cruz estaba por llegar a dicha ciudad, al mismo tiempo que el problema cocalero se mantenía con respaldo público de Comunidad Ciudadana. Asimismo, las medidas de contención y prevención del COVID19 eran buenas, debido a que se tenían las dosis de vacunas necesarias para la totalidad de los bolivianos. Por otro lado, se manifestaban en Santa cruz las personas con discapacidad auditiva y de manera accesoria, un incendio de pequeña dimensión en el centro de la ciudad de La Paz, fue titular de varios medios.
En esa correlación de hechos hay cierta narrativa que se repite, pues, los tiempos políticos deben comprenderse con relación a imaginarios y símbolos en fechas determinadas. En ese sentido, comprender que septiembre es el escenario para plataformar discursos desde los conservadores de derecha es vital, sumado a esto, octubre es su momento epíteto para ver completarse intereses políticos y simbólicos con desenlace en noviembre (caída de Evo).
Antes de 2019, las organizaciones sociales eran las que tomaban estas temporalidades como transformadoras y revolucionarias, sea recordando la revolución bolchevique, la Guerra del Gas – Octubre Negro, la invasión europea y la resistencia india, la nacionalización de las minas, entre otros. Pero, desde 2019 algo cambió.
Desde 2019, los sucesos se repiten mediante un libreto recurrente. La línea política de introducir temas medioambientales y relacionados con pueblos indígenas y su relación a las acciones “extractivistas del Estado” es determinante y la siguen usando como símbolo de malestar general y contradicción performativa del discurso gubernamental. La utilización del tema Salud, personas con discapacidad, escases de ítems, apelando nuevamente a la sensibilidad del pueblo, para denotar que existe un gobierno inhumano, también es otra línea narrativa. El amarillismo de la prensa por recurrir a crónica roja, como “pan de todos los días”, violencia, pérdida de valores se incrementan. La presión en el área económica, principalmente de la canasta familiar, ha sido uno los instrumentos que se usa permanentemente, pero con más énfasis en los meses de septiembre y octubre, mediante el incremento de los precios de la canasta familiar, hoy la carne de res.
Estas son las líneas políticas recurrentes que encuentran en el mes de octubre su caldo de cultivo para generar malestar general en la población. Y esto no es mera casualidad. Todo tiene un orden y una disposición en el escenario político. La derecha en Bolivia, no dejará por ningún motivo que se le vuelva a quitar otro símbolo de cohesión pitita.
El MAS en 2020 enterró el símbolo del “noviembrismo y los 21 días”, cuando ganó las elecciones con el 55% de votos del pueblo boliviano. Empero, el ideal de “octubre” para los pititas todavía sigue latente. En ese octubre fue donde, menospreciando al enemigo pequeño (recordemos a Evo mofándose de los pititas), se convulsionó el país mediante la evolución de la narrativa de fraude y de la salida de Evo. En octubre también se iniciaron los cabildos en Santa Cruz bajo el velo terrorífico de un evangelismo de derecha ultraconservadora. Es decir, octubre es el caldo de cultivo de transformaciones socio-políticas, sean para bien o para mal.
Lo anterior nos incita a tomar las cosas en su temporalidad real, en su situación actual, bajo la comprensión de una historia larga, pues, la simbología contenida es lo que subjetivamente mueve a las masas. Ese Simbolismo (la capacidad de unir o expresar la unión del colectivo) es lo que se debe comprenderse para evaluar acciones posteriores, pues lo material-tangible, tiene como presupuesto el mundo de las ideas y de los sentires. Es decir, una subjetividad.
Comprendiendo esto, no es difícil identificar los patrones de conducta de la derecha en este momento. Camacho indica que las “medidas sean contundentes” basados en temas como; “abrogación de la Ley de Estadísticas Oficiales del Estado Plurinacional, la reforma judicial, el freno a los avasallamientos, la protección de áreas protegidas, el pacto fiscal, la elaboración de un nuevo padrón electoral, y el asumir acciones enmarcadas en el orden constitucional” y Romulo Calvo, conmina que en 21 días se iniciara el paro indefinido si el gobierno no da curso al censo en 2023. Es decir, qué en octubre de este año, colocarán “toda la carne al asador”, y están empezando con la especulación del precio de la carne, que ironía. Empero este octubre, será sui generis, pues tendrá (aunque no intensionado) apoyo interno del propio MAS.
En ese sentido, su fecha epíteta se da entre el 20 de octubre y el 11 de noviembre, eso es muy evidente. Su narrativa tendrá como resultado buscar una espiral de confrontación y conflictividad ascendente, que vaya calando algunas discrepancias entre los propios componentes del partido de gobierno (con temas como el censo, escaños, narcotráfico, la justicia, corrupción, división y persecución interna, etc.), cuya pretensión central es que el conflicto pueda salir de las fronteras de Santa Cruz.
Sumando las condiciones que proviene del ámbito externo, p.e., Chile desestimó la propuesta plurinacional, crisis económica en Argentina, bajón popular en Perú, los altos precios de las importaciones debido a la guerra, entre otros. Ante este panorama la intencionalidad es evidente, la derecha boliviana, viene “a por todo”. Y, ese todo, es el Proyecto Plurinacional, es el Horizonte Político del Vivir Bien, es el Proceso de Cambio en sí y en última instancia vienen por “el Espíritu de liberación del Pueblo en tanto que pueblo”.
Entonces ¿qué hacer?
Lo primero, es tener consciente que este mes es un símbolo de la derecha ultraconservadora y pitita que tratará de santificarla. Por cuanto, todo accionar tomado por el gobierno de LuchoYDavid, debe ser apabullante, ejemplarizadora, contundente y liberadora. Desestructurar, cada fecha epíteta mediante acciones comunitarias y de organización social basados en la memoria, la verdad, la historia y el arte. Recuperando el contenido simbólico de “octubre”.
Asimismo, comprender que este símbolo, octubre, es mucho más verdadera y profunda desde el pueblo que apuesta por el proceso de cambio, porque este “pueblo” fue quien generó las revoluciones reales que transformaron a nuestra Bolivia. Recuperar de las manos de la derecha reaccionaria dicho símbolo, es urgente.
Debemos tener en cuenta que el lugar existencial, desde donde poder evaluar dichas acciones es el horizonte de sentido comunitario del Vivir Bien, en el que la espiritualidad del pueblo emerja con la fuerza del tiempo y con el cariño de todos nuestros muertos (ancestros y ancestras) de Senkata, Sacaba y de todos los que han hecho posible nuestra liberación, pues, en Todos Santos (noviembre) debemos recibir a nuestros difuntos, como: Tupak Katari, Gregoria Apaza, el che Guevara, Hugo Chavez, Bartolina Sisa, Tomas Catari, Juana Azurduy, Luis Espinal, Felipe Quispe, Orlando Gutierrez, campesinas/as, trabajadoras/es, indios e indígenas para rendirles cuentas de aquello que hayamos o no realizado por nuestro pueblo y por este proceso político. Y, porque no, también para que el ángel de la historia mire que estamos conociendo verdaderamente nuestro pasado y poder entender la realidad de nuestro presente.
Es tan sencillo de decirlo, que la contracara será poder materializarlo en este octubre que se avecina. Pero, lo lograremos ya que lo hicimos muchas veces para eso estamos aquí.
¡Jallalla!