A solo una semana de las elecciones, Javier Milei enfrenta el momento más crítico de su gestión. Su imagen positiva cayó 7 puntos y la negativa trepó al 59%, el nivel más alto desde que asumió la presidencia, según una encuesta del CEOP.
El detonante principal fue el escándalo de las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), donde seis de cada diez argentinos creen que hubo corrupción real. La mayoría apunta a Karina Milei, Lule Menem y Diego Spagnuolo como responsables, lo que desató un fuerte desgaste incluso en el núcleo duro libertario. El caso golpea directamente en el discurso anticasta con el que Milei llegó al poder.
A este panorama se suma el deterioro económico. En el último mes, la expectativa de mejora cayó 8 puntos y ocho de cada diez ciudadanos aseguran que tienen dificultades para llegar a fin de mes. La frustración social se traduce en menor consumo, caída de ahorros y un creciente malhumor que también impacta en la política.
El efecto electoral preocupa al oficialismo. El 42% de los encuestados admite que el caso de corrupción puede modificar su voto, incluyendo a un 12% del electorado libertario. Según los números que manejan en la Casa Rosada, La Libertad Avanza podría perder en la Provincia de Buenos Aires por entre cinco y ocho puntos frente a Fuerza Patria.
El deterioro interno en el gobierno, marcado por desconfianzas y divisiones, agrava la situación. Incluso Karina Milei fue apartada de actos de campaña en un intento de contener el daño. Mientras tanto, las críticas arrecian por el viaje del presidente a Estados Unidos en plena recta final electoral, lo que refuerza la imagen de un líder desconectado de la crisis.
Todo apunta a que Milei llega debilitado a las urnas: entre la desilusión de parte de sus votantes y el avance opositor, su promesa de “cambiar la política” atraviesa una prueba decisiva.