En su discurso en ocasión de su participación en la Cumbre de las Américas, llevada a cabo en los Estados Unidos, el presidente argentino, Alberto Fernández, fue muy crítico con el gobierno norteamericano, a quien culpó de haberse adjudicado el derecho de negar la participación de algunos países (haciendo referencia implícita a la ausencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela) y de haber intervenido en procesos políticos, como el de Bolivia durante el golpe de 2019:
“El silencio de los ausentes nos interpela, para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro, que el hecho de ser el país anfitrión de la cumbre no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión (…) Presidente Biden, estoy seguro de que es momento de abrirse de modo fraterno, en pos de favorecer intereses comunes. Los años previos a su llegada al gobierno de los Estados Unidos de América estuvieron signados por una política inmensamente dañina para nuestra región, desplegada por una administración que lo precedió. Es hora de que esas políticas cambien y los daños se reparen. Se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia. Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que, históricamente, estuvo en manos latinoamericanas. Fueron desbaratadas las acciones de acercamiento a Cuba en las que el papa Francisco medió, que habían significado avances logrados por la administración de Barack Obama, mientras usted (dirigiéndose a Biden) era su vicepresidente”.
La negativa del país anfitrión de invitar a países que considera “no democráticos” dio como resultado la ausencia de México, Bolivia y Honduras, cuyos presidentes no apoyaron la exclusión. Al mismo tiempo, la intervención del presidente argentino confirmó el papel que jugó la OEA en el golpe de estado acaecido en Bolivia en 2019.