Ayer, miles de seguidores del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, asaltaron los edificios donde funcionan las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo del Brasil exigiendo una intervención militar para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien tomó posesión del cargo este 1 de enero. Los manifestantes, muchos de los cuales estaban acampando en las cercanías desde hace dos meses, cuando Bolsonaro perdió las elecciones, irrumpieron en los edificios y, rebasando a la policía, causaron importantes destrozos en las instalaciones. Producto de estos hechos, se detuvo a más de 250 personas y se decidió desarmar los campamentos bolsonaristas, acción que inició hoy.
El ataque, que fue un claro intento de golpe de estado, fue condenado por el presidente, Luis Arce Catacora, quien a través de sus redes sociales escribió:
“Condenamos enérgicamente el asalto al Congreso, Palacio y Tribunal Supremo de #Brasil por parte de grupos antidemocráticos. Los fascistas siempre buscarán tomar por la fuerza lo que no lograron en las urnas. Nuestra solidaridad con el pueblo brasileño y el presidente Lula”.
Por su parte, el Ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, escribió:
“Repudiamos firmemente el asalto al Congreso, Palacio y Tribunal Supremo de #Brasil por parte de grupos fascistas. El modus operandi del fascismo es denunciar fraudes electorales inexistentes para desestabilizar gobiernos constitucionales y consumar golpes de Estado.
Lo hicieron en #Bolivia, y trataron de hacerlo en #Perú y ahora en #Brasil, debemos estar preparados como demócratas y revolucionarios a defender las instituciones y actuar firmemente para defender al pueblo y a la democracia.
Todo el apoyo al gobierno legítimo y constitucional de Lula”, manifestó Del Castillo.