LO NACIONAL DEL MAS-IPSP

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Por: Gabriel Limache

La participación del movimiento indígena en las contiendas electorales tiene sus primeros antecedentes en 1979 y 1980, cuando Luciano Tapia se postuló como presidente, acompañado por Eufronio Vélez por el MTKA, o Genaro Flores, quien se postuló en 1985 por el MRTKL y en 1989 por el Fulka. También cabe mencionar a Felipe Quispe “Mallku”, quien se postuló por el MIP, entre otras experiencias que formaron la base del actual MAS-IPSP. Estos intentos de participación electoral, junto con las movilizaciones y luchas de los pueblos indígenas y sectores populares de larga data, mucho antes de la fundación de la República, sentaron las bases para la creación del Movimiento al Socialismo (MAS), que comenzó a concebir la política no solo como un proyecto local, sino como un proyecto nacional.

Entre 1988 y 2002, los años previos a la concepción formal del MAS, Bolivia transitaba en una economía capitalista “globalizante”. Esto implicaba un mundo en el que la información circulaba más rápidamente, al mismo ritmo que lo hacían las mercancías. Las empresas comenzaban a extraterritorializarse, convirtiéndose en transnacionales que buscaban minimizar costos mediante la explotación de materias primas baratas en países en vías de desarrollo, lo que se denominó el modelo neoliberal (la capitalización en Bolivia, que era más bien una privatización encubierta). Frente a este panorama, el MAS-IPSP emergió con la oferta de nacionalizar los recursos naturales y reivindicar la soberanía del pueblo boliviano.

Plantearse como Nación más que como Movimiento

El Primer Congreso Extraordinario de la CSUTCB (1988) definió, en su comisión política, la creación del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos y la convocatoria a la Asamblea de Nacionalidades. El concepto de nación no hace referencia únicamente a la identidad cultural o al territorio; también es el objetivo que da origen, que promueve el nacimiento y reproduce al sujeto humano. El Estado, a su vez, adiestra a este sujeto a través de instituciones restrictivas y expansivas. El Estado, la nación y el territorio, constituyen una tríada indispensable.

El MAS-IPSP surge en un momento en el que esta tríada estaba desacoplada, ante un “Estado Aparente” que no garantizaba la vida a la mayoría indígena del país y que permitía la privatización del territorio nacional (en especial de los recursos estratégicos) al capital extranjero.

Estado Aparente: La República

En Bolivia, antes del establecimiento del Estado Plurinacional, la identidad nacional estaba construida en torno a conceptos de ciudadanía mestiza, que rechazaba las luchas de los pueblos indígenas y las clases obreras, excluidas y marginadas. El “Estado aparente” era esa representación oficial que, aunque podía parecer democrática e inclusiva, ocultaba las tensiones sociales, étnicas y regionales del país. En este contexto, las instituciones del Estado, aunque aparentemente funcionales, beneficiaban a un pequeño grupo privilegiado (la oligarquía birlocha), sin reflejar las necesidades y demandas de toda la población. Durante el neoliberalismo, estas instituciones actuaron como agentes de proyectos internacionales ajenos a los intereses del pueblo boliviano.

El Estado Plurinacional: Respuesta al Estado Aparente

El poder constituyente, que establece las reglas mínimas de convivencia para transformar las instituciones del Estado, fue impulsado por las naciones que componen el territorio boliviano. Estas resistieron la embestida transnacional con movilizaciones como la Marcha por el Territorio y la Dignidad (1990) organizada por la CIDOB; la Marcha por los 500 años de Resistencia (1992) liderada por la CSUTCB, CSCB, CIDOB, FNMCB “Bartolina Sisa” y la COB; y la Marcha por la Asamblea Constituyente (2002).

A estas acciones se sumaron eventos como la Guerra del Agua (2000) y la Guerra del Gas (2003), en las que la población urbana rechazó el “Estado Aparente”. El MAS-IPSP se consolidó como el instrumento que canalizó esta fuerza vital nacional, formando finalmente el Estado Plurinacional.

El instrumento de las naciones en una nueva era de regulación

El MAS-IPSP, después de atravesar un golpe de Estado y enfrentar constantes boicots, se mantiene en el poder gracias a sus sólidos componentes políticos. Además, ha logrado regularse y perfeccionarse, algo que ni la oligarquía ni sus políticos han conseguido, pues no implementan un verdadero recambio, como lo haría un partido moderno.

El MAS-IPSP, que partió en otra dirección como instrumento diferente a la dinámica de los partidos convencionales, está llevando a cabo un proceso de renovación para garantizar su sobrevivencia y la protección de la nación. Esta regulación se puede apreciar en las formas embrionarias presentes en las comunidades indígenas.

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